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2025-05-02T14:12:04Z

El funeral por el Papa Francisco ha sido el estreno del Príncipe de Gales como representante de Carlos III en unas exequias de Estado, en este caso, de un Pontífice de la Iglesia Católica Romana. En el altar de la Basílica de San Pedro inclinó la cabeza ante el féretro, ya sellado, y durante unos dieciséis segundos permaneció en silencio con las manos juntas en señal de respeto, aunque, a diferencia del Rey Felipe VI, no se vio si hizo la señal de la cruz.
Como futuro Rey y Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra, rodearse de líderes terrenales y cardenales espirituales ha sido un hito más en su biografía. El catedrático de gobierno y constitución de University College London, Robert Hazell, al que Isabel II condecoró por su aportación a la reforma constitucional, nos comenta que al Príncipe Guillermo «le habrá complacido estar presente en una ocasión tan importante y conmovedora. Para él habrá sido una experiencia útil familiarizarse con el Vaticano y reunirse con otros líderes mundiales», teniendo en cuenta que el heredero de Carlos III no se siente a gusto en ambientes clericales.
De prácticas en el Vaticano
Antes de comenzar la misa, mientras resonaban las campanadas fúnebres dentro del templo, habló brevemente con Donald Trump y la primera dama de EEUU, así como con el presidente francés Emmanuel Macron y su esposa. En diciembre de 2024 ya representó a Carlos III en la reapertura de la Catedral de Notre-Dame y se reunió con Trump que, muy divertido, dominando la escena y destrozando el protocolo, apuntó al Príncipe mirando a cámara: «Es un buen hombre, (…) está haciendo un trabajo fantástico». Como si Guillermo, que tiene cuarenta y dos años, fuera un Príncipe en prácticas o un becario de la monarquía.
Al igual que los planes para la transición del reinado de Isabel II a Carlos III comenzaron décadas antes de la muerte de la Reina, ahora, también debido a la avanzada edad del monarca y a que lleva dos años de tratamiento contra el cáncer, los cortesanos ya estarán impulsando lo que podríamos llamar «Project King in training» para hacer de Guillermo un «estadista global», como aseguran fuentes próximas al heredero. En cuanto a representar al monarca en el funeral del Sumo Pontífice, su salida internacional más relevante, no ha tenido que ver con la enfermedad de Carlos, que, como ha dicho esta semana en una recepción para organizaciones benéficas contra el cáncer, puede ser «abrumadora y en ocasiones aterradora».
El eminente profesor Hazell, autor de la obra 'The role of Monarchy in modern democracy', nos comenta que existe un protocolo y un precedente arraigado que establece que el monarca británico no asiste a funerales, sino que en su lugar el soberano envía a un representante. Así, cuando murió Juan Pablo II en 2005, la Reina Isabel fue representada por el Príncipe Carlos; y en 2025, el Rey ha sido representado por el Príncipe Guillermo'. Esta costumbre se remonta a la época de la Reforma y aunque las relaciones diplomáticas entre Reino Unido y el Vaticano fueron reestablecidas plenamente en el reinado de Isabel II, por consejo del gobierno, ella no quiso modificarla.
Por su parte, en el Vaticano no han seguido con la tradición, pues en vez de situar a los invitados en orden de precedencia y por orden alfabético en francés, parece que a última hora hubo un baile de sillas. Si a Guillermo de Gales le correspondía sentarse en segunda fila, al lado de Haakon de Noruega, finalmente lo situaron junto al canciller saliente alemán Olaf Scholz, en tercera línea.
Mal karma, menos prensa
Por ocho días no ha coincidido el funeral de Francisco con el catorce aniversario de su boda con Kate, que han celebrado en la isla de Mull. Lo que hubiera sido otra casualidad, ya que hace veinte años Carlos y Camila, cuatro días antes de su enlace tuvieron que retrasarlo veinticuatro horas por el funeral de Juan Pablo II, al que tuvo que asistir el entonces Príncipe de Gales. Seguro que Wills, como lo llama su hermano, no ha olvidado el ambiente de tensión que se respiraba en aquellos días de abril en el Castillo de Windsor.
Como relata el Duque de Sussex en sus memorias, «papá y Camila no querían casarse el mismo día que el Papa iba a ser enterrado. Mal karma, menos prensa. Más concretamente la abuelita quería que papá la representara en el funeral», por lo que tuvieron que retrasar su matrimonio del ocho al nueve de abril. Harry ha desvelado que «los planes de boda se cambiaron una vez más. Retraso tras retraso; (…) si escuchabas con atención podías oír, flotando... a través de los terrenos del Palacio, los gritos y gemidos de desesperación. Pero no podías saber de quién eran: de la 'wedding planner', de Camilla o de papá».
Volviendo al funeral de Francisco, si Carlos se vistió de negro para las exequias de Juan Pablo II, parece que Guillermo, al elegir un traje azul marino, reserva el luto riguroso para otro momento. El Príncipe en prácticas llevaba la lección bien aprendida de su abuela, ya que Isabel II rara vez aparecía en un acto oficial con gafas de sol. A pleno sol y con la cabeza totalmente desprotegida, Wills pasaba las páginas del misal de los fieles, una forma de saber cuánto quedaba de misa.
Sin Kate en el funeral
Guillermo apareció sólo, sin Kate. Aunque cada Casa Real tiene sus propios usos y costumbres, a diferencia de Haakon, el otro heredero que asistió al funeral con su esposa Mette-Marit, Guillermo hizo el paseo desde las escaleras hacia su silla con la única compañía de un gentilhombre de Su Santidad, vestido de frac con todas las condecoraciones, y del embajador de Reino Unido en la Santa Sede, Chris Trott, con sus gafas de sol.
El Príncipe Guillermo en el Vaticano GTRES
La prensa británica no le ha dado importancia a la ausencia de Kate en una ocasión tan significativa como esta, posiblemente debido al pacto que mantienen con la Corona. Si algunos tabloides la llegaron a calificar de «lazy Katie» desde que anunció que su cáncer había remitido, se dice que la princesa está más centrada en sus tres hijos y tiene un perfil institucional más discreto. En cualquier caso, ella no decide a qué compromisos oficiales asiste y a cuáles no, ya que el soberano, posiblemente coordinado con su hijo, gestiona su agenda.
Tampoco se habla de que, como futuro Rey, su notoriedad no debería depender de que lo acompañe Kate. No obstante, cuando le preguntamos a Hazell, académico alineado con la monarquía, que participó en uno de los episodios del documental 'Harry & Meghan', si considera que se está potenciando la figura pública de Guillermo de manera individual y así conseguir una mayor relevancia por sí mismo y no junto a Kate Middleton, nos responde tajantemente: «Te voy a dar una respuesta breve: no».
No están solos
Cualquiera que sea el papel que Kate Middleton esté desempeñando en la monarquía, parece un hecho que la princesa de Gales, a raíz de su enfermedad, ha experimentado un florecimiento de su espiritualidad y religiosidad. La evolución de sus creencias personales se hizo patente en el llamado «vídeo del banco», que grabó en su jardín con el mensaje: «Para cualquiera que se esté enfrentando a esta enfermedad, en cualquiera de sus formas, por favor, no pierdan la fe ni la esperanza. No están solos». El biógrafo próximo a la casa real, Robert Hardman, asegura en 'King Charles: the inside story' que Kate ha mostrado 'un mayor interés por su fe desde que se sometió a la quimioterapia' y Robert Jobson, autor de 'Catherine, The Princess of Wales: a biography of the future Queen', también afirma que «la Princesa ha vivido un resurgir religioso y espiritual». Por su parte, el profesor de teología y estudios religiosos de la Universidad King´s College London, George Gross, nos comenta que «pasar tiempo en la naturaleza parece ser una parte fundamental de su espiritualidad», algo que la acerca al Rey.
Recientemente, el día de la madre, Kate afirmó que la naturaleza ha sido para su familia un «santuario». Con el creciente interés social por el cuidado del planeta, este enfoque espiritual de Kate, como señala Gross, «será de gran ayuda para el Príncipe de Gales». En contraste con este resurgimiento religioso de Kate, la indiferencia de Guillermo por la religión permanece inalterable. Como afirma en un artículo el excapellán de Isabel II, Gavin Ashenden, que acabó convirtiéndose al catolicismo, «el Príncipe de Gales ha mostrado con sinceridad su falta de fe».
El arzobispo de Westminster y presidente de la conferencia episcopal católica de Inglaterra y Gales, Vincent Nichols, elogió «el valor de la Princesa de Gales al hablar con tanta franqueza sobre su salud personal y de manera conmovedora sobre la importancia de su vida familiar». Teniendo en cuenta que Catherine es una figura clave en la Familia Real, los cardenales británicos Nichols, Roche y Radcliff, que están en Roma preparándose para el cónclave, han debido echar de menos en el funeral a una futura Reina cuyas creencias podrán jugar un papel importante en la historia de la monarquía británica.
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Erik Nilsson
Source of the news: ABC